El cierre o cerco perimetral es, básicamente, un sistema de separación que equivale al contorno que divide una propiedad de otra, ya sea esta rural o urbana e industrial y domiciliaria. “Es una línea que permite separar un terreno respecto de otros sitios colindantes y delimita una propiedad asociada a un rol”, explica René Guerra, Gerente General de Videla & Asociados, empresa dedicada a la inspección técnica de obras.

Estos sistemas se pueden materializar de distintas formas, desde soluciones muy rústicas (como una simple soga soportada por palos de madera) hasta alternativas complejas y sofisticadas, que dependen directamente del nivel de seguridad y privacidad que se desee lograr.

“La importancia de los cierres perimetrales radica en que permiten distinguir una propiedad de la otra, lo cual resulta fundamental, sobre todo a la hora de tener que trabajar obras dentro de una u otra propiedad”, aclara el ingeniero civil.

Obviamente, estas alternativas tienen que cumplir con una serie de normas y reglamentos, señala Guerra, ya que se debe respetar aspectos como la altura, materialidades y rasantes, por nombrar solo algunos aspectos. “Específicamente, los cierres perimetrales deben cumplir con las exigencias impuestas por la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones, entidad que regula este tipo de situaciones”.

La norma se fija en varios aspectos, más allá de los antes mencionados, ya que por ejemplo establece exigencias respecto a los requisitos que deben incluir los materiales empleados. “Algunos deben opacos o traslúcidos”, afirma Guerra. En otros casos, se deben emplear alternativas que incluyan soluciones acústicas como es el caso de las carreteras interurbanas.

“En general, me parece que las normas tienden a respetarse y cumplirse. Hay situaciones específicas que a veces no están muy claras y generan cierto grado de dificultaden su cumplimiento; por ejemplo, cuando los deslindes implican otro tipo de soluciones, como las cajas acústicas ya mencionadas”, enumera el profesional. “Hay otros casos en los cuales una persona utiliza el predio sin autorización del dueño y delimita a su modo y simplemente de la forma que más le conviene”, agrega.

Además, existen una serie de recomendaciones en esta materia, adscritas en diferentes manuales, generalmente provistos por los diversos proveedores del mercado, pero que son bastante más particulares, aclara el experto. “Más bien indican cómo materializar un tipo de cierre específico”.

Materiales y alternativas

En términos rurales, los elementos más utilizados son, sin duda, sistemas de alambres de púas y palos de madera, mientras que en el caso de las aplicaciones que se emplean a nivel urbano los más populares son los muros de hormigón prefabricado, llamados “bulldog”.

Este último cierre se caracteriza por su gran resistencia, durabilidad, instalación simple y por sus precios muy accesibles. Generalmente, se fabrican en placas corrientes de entre 50 y 60 cm de alto y 2 metros de largo. Son elaborados industrialmente en forma de placa con armadura de acero para pretensado, canto constante, aligerado por alvéolos longitudinales en su composición. El montaje e instalación de estos muros tiene la posibilidad de incorporar otros elementos prefabricados o también ejecutados in situ.

“Sin duda, es la alternativa más utilizada actualmente, tanto a nivel lateral como posterior de la propiedad”, afirma Guerra. Sin embargo, en el caso de las soluciones frontales o que se utilizan delante de la fachada de una propiedad, el ingeniero agrega que tanto las empresas como los particulares prefieren otro tipo de alternativas. “En estos casos, emplean sistemas más transparentes y que permitan mejor visibilidad. En el caso de las empresas, cuando necesitan darle mayor seguridad, tienden a opacar estos cierres perimetrales”.

El tema estético cobra importancia también en el caso del frontis de una propiedad, donde se consideran aspectos arquitectónicos y de gusto de cada cual. “En general, los frontis de los edificios no tienen restricciones de altura, y la única limitación proviene de las rasantes. El uso de arbustos o cercos vivos se emplea como una solución mixta, que incluye una reja por ejemplo, ya que se combina por un tema de seguridad y desconfianza”.

Calidad y preferencias

De acuerdo al Gerente General de Videla & Asociados, los clientes tienden por lo general a buscar soluciones más bien prácticas que alternativas ligadas a una calidad superior. En este último aspecto, sostiene, la tendencia apunta a aquellos propietarios que desean darle un sentido más arquitectónico a sus cierres perimetrales, donde se emplean columnas de hormigón enchapadas en ladrillo o piedra y mezcladas con estructuras metálicas. “Una solución más robusta, que incluya columnas, sin duda otorga más durabilidad y estética a esta tipo de soluciones”.

A su juicio, en este aspecto, todo depende de la cantidad de riesgo y el nivel de inversión que cada persona esté dispuesta a asumir. “Si asumes riesgos, colocas una reja baja o arbustos; pero si te importa la seguridad, probablemente invertirás un poco más de dinero”, acota el ingeniero.

Por último, el profesional sostiene que, a nivel local, la calidad de los productos es bastante buena y cumple con los estándares exigidos. A su vez, los proveedores aportan con conocimiento, experiencia y un aceptable nivel de servicios. “Los que más saben son las empresas de hormigón premezclado, que tienen muchos años en el mercado”, concluye Guerra.

Fuente: http://www.emb.cl/construccion/articulo.mvc?xid=2829

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